sábado, 18 de marzo de 2023
Tenemos una epidemia de salud mental por el modelo social
miércoles, 15 de marzo de 2023
El conocimiento es una mercancía según Zygmunt Bauman
"Los retos actuales están golpeando duramente la esencia misma de la idea de educación tal como se la concibió en el umbral de la larga historia de la civilización." Zygmunt Bauman
La imagen del conocimiento reflejaba que el compromiso y la visión de la educación eran una réplica de las tareas que ese compromiso fijó en la agenda moderna. El conocimiento tenía valor puesto que se esperaba que durara, así como la educación tenía valor en la medida en que ofreciera conocimiento de valor duradero. Ya fuera que se la juzgara como un episodio aislado, o bien que se la considerara una empresa de toda una vida, la educación debía encararse como la adquisición de un producto que, como todas las demás posesiones, podía y debía atesorarse y conservarse para siempre.
Así llegamos al primero de los múltiples retos que la educación contemporánea debe afrontar y soportar. En nuestra «modernidad líquida», las posesiones duraderas, los productos que supuestamente uno compraba una vez y ya no reemplazaba nunca más —y que obviamente no se concebían para ser consumidos una única vez—, han perdido su antiguo encanto. Considerados alguna vez como activos ventajosos, hoy tienden a verse como pasivos. Los que alguna vez fueron objetos de deseo se transformaron en objetos de resquemor. ¿Por qué? Porque el «mundo vital» de la juventud contemporánea, compuesto desmañadamente con porciones de sus experiencias vitales, ya no se parece a los pasadizos ordenados, sólidos y «aprendibles» de los laberintos «de ratones de laboratorio» que hace medio siglo se utilizaban para explorar los misterios de la buena adaptación a través del aprendizaje. John Kotter , profesor de la Harvard Business School, aconseja a sus lectores que eviten quedar atrapados en empleos de larga duración del tipo «puesto permanente» y, en realidad, desaconseja desarrollar una lealtad institucional o dejarse absorber demasiado en cualquier empleo durante un tiempo prolongado. No debe sorprendernos, pues, que el panadero Rico se lamentara ante Sennett de lo dificultoso que le resultaba explicar qué podía significar un compromiso.
La historia de la educación está plagada de períodos críticos en los cuales se hizo evidente que las premisas y estrategias probadas y aparentemente confiables habían perdido contacto con la realidad y exigían ajustes o una reforma. Con todo, aparentemente la crisis actual es diferente de las del pasado. Los retos actuales están golpeando duramente la esencia misma de la idea de educación tal como se la concibió en el umbral de la larga historia de la civilización: hoy está en tela de juicio lo invariable de la idea, las características constitutivas de la educación que hasta ahora habían soportado todos los retos del pasado y habían emergido ilesas de todas las crisis. Me refiero a los supuestos nunca antes cuestionados y mucho menos sospechosos de haber perdido vigencia, con lo cual, necesariamente, deberían reexaminarse y reemplazarse.
En el mundo de la modernidad líquida, la solidez de las cosas, como ocurre con la solidez de los vínculos humanos, se interpreta como una amenaza. Cualquier juramento de lealtad, cualquier compromiso a largo plazo (y mucho más un compromiso eterno) auguran un futuro cargado de obligaciones que (inevitablemente) restringiría la libertad de movimiento y reduciría la capacidad de aprovechar las nuevas y todavía desconocidas oportunidades en el momento en que (inevitablemente) se presenten. La perspectiva de cargar con una responsabilidad de por vida se desdeña como algo repulsivo y alarmante.
Hoy se sabe que las cosas más preciadas envejecen rápido, que pierden su brillo en un instante y que súbitamente y casi sin que medie advertencia alguna, se transforman de emblema de honor en estigma de vergüenza. Los editores de las lustrosas revistas de moda saben tomar bien el pulso de la época: junto con la información sobre las nuevas tendencias acerca de «lo que hay que hacer» y «lo que hay que tener», proporcionan regularmente a sus lectores consejo sobre lo que «ya no se usa» y debe descartarse. Además, hoy se espera que ni siquiera los hábitos que supuestamente habrían de durar un poco más permanezcan inalterables. Un anuncio reciente de oferta de teléfonos móviles atrae a los curtidos usuarios de teléfonos con esta exhortación: «Usted ya no puede presentarse en público con ese móvil que tiene ahora… vea los nuevos modelos». Nuestro mundo recuerda cada vez más la «ciudad invisible» de Leonia de Italo Calvino, donde «la opulencia puede medirse, no tanto por las cosas que se fabrican, se venden y se compran cada día; [… ] sino, antes bien, por las cosas que se tiran diariamente para dejar lugar a las nuevas». La alegría de «deshacerse» de las cosas, de descartarlas, de arrojarlas al cubo de la basura, es la verdadera pasión de nuestro mundo.
La capacidad de durar mucho tiempo y servir indefinidamente a su propietario ya no juega a favor de un producto. Se espera que las cosas, como los vínculos, sirvan sólo durante un «lapso determinado» y luego se hagan pedazos; que, cuando —tarde o temprano, pero mejor temprano— hayan agotado su vida útil, sean desechadas. Por lo tanto hay que evitar las posesiones, y particularmente las posesiones de larga duración de las que no es fácil librarse. El consumismo de hoy no se define por la acumulación de cosas, sino por el breve goce de esas cosas. Por lo tanto, ¿por qué el «caudal de conocimientos» adquiridos durante los años pasados en el colegio o en la universidad habría de ser la excepción a esa regla universal? En el torbellino de cambios, el conocimiento se ajusta al uso instantáneo y se concibe para que se utilice una sola vez. Los conocimientos listos para el uso instantáneo e instantáneamente desechables de ese estilo que prometen los programas de software —que aparecen y desaparecen de las estanterías de las tiendas en una sucesión cada vez más acelerada —, resultan mucho más atractivos.
Todo este encogimiento del lapso de vida del saber, provocado por un «contagio» completo —por el impacto de degradar la durabilidad de la posición, alguna vez venerable, que ocupaba en la jerarquía de valores—, está exacerbado por la mercantilización del conocimiento y del acceso al conocimiento.
Hoy el conocimiento es una mercancía; al menos se ha fundido en el molde de la mercancía y se incita a seguir formándose en concordancia con el modelo de la mercancía. Hoy es posible patentar pequeñas porciones de conocimiento con el propósito de impedir las réplicas, al tiempo que otras porciones —que no entran en el marco de las leyes de la patente— constituyen secretos cuidadosamente guardados mientras están aún en el proceso de desarrollo (como un nuevo modelo de automóvil antes de que se exhiba en el salón del año siguiente), siguiendo la bien fundada creencia de que, como en el caso de cualquier otra mercancía, el valor comercial refleja lo que diferencia al producto de los ya existentes antes que la calidad del producto en su conjunto. Lo que diferencia al producto, por regla general, es de corta vida, pues el impacto de la novedad se desgasta rápidamente. Por lo tanto, el destino de la mercancía es perder valor de mercado velozmente y ser reemplazada por otras versiones «nuevas y mejoradas» que pretenden tener nuevas características diferenciales, tan transitorias como las de los productos que acaban de ser desechados porque ya perdieron su momentáneo poder de seducción. Concentrar el valor en lo diferencial es una manera de devaluar, oblicuamente, el resto del conjunto, el resto que no ha sido afectado por el cambio, el resto que «sigue siendo igual».
Así es como se desalienta la idea de que la educación puede ser un «producto» que uno gana y conserva, atesora y protege y, ciertamente, ya son pocos los que hablan a favor de la educación institucionalizada. Antes, para convencer a sus hijos de los beneficios del aprendizaje, los padres y madres solían decirles: «Nadie podrá nunca quitarte lo que has aprendido». Semejante consejo puede haber sido una promesa alentadora para aquellos niños a los que se les enseñaba a construir sus vidas como casas —desde los cimientos hasta el techo, mientras en ese proceso iban acumulando el mobiliario—, pero lo más probable es que la juventud contemporánea lo considere una perspectiva aterradora. Hoy los compromisos tienden a ser muy mal vistos, salvo que contengan una cláusula de «hasta nuevo aviso». En una cantidad cada vez mayor de ciudades de Estados Unidos, los permisos para construir sólo se entregan junto con su correspondiente permiso de demolición…
Artículo del sociólogo polaco Zygmunt Bauman, publicado en su libro Liquid modern challenges to education.
Fuente Bloghemia.
sábado, 4 de febrero de 2023
Se acabó trabajar los viernes: la jornada de 4 días por semana prueba su éxito
Los resultados están aquí: es hora de que su empresa deje de trabajar los viernes (o los lunes). • 27 de las 33 compañías que implantaron la jornada de 4 días afirman que mantendrán la medida debido al aumento de su productividad.
La última evidencia, quizás la más convincente hasta el momento, del cambio a una semana laboral de 4 días proviene de una prueba de seis meses en la que los empleados de seis compañías redujeron su jornada semanal a 32 horas de trabajo, con el mismo sueldo.
En el experimento participaron 33 empresas de diversos países durante 6 meses, desde febrero hasta agosto del año pasado. La organización que lo dirigió es 4 Day Week Global, una entidad sin ánimo de lucro que persigue un cambio global de jornada laboral a través de la evidencia científica.
Para realizar pruebas en empresas y analizar sus resultados, la organización se ha asociado con académicos de la Escuela de Negocios de Harvard, la Universidad de Oxford y la Universidad de Pensilvania.
Los resultados han sido excelentes. En una encuesta remitida después del experimento, las compañías afirman que han obtenido mayores ingresos y han percibido una mejoría en la salud y el bienestar de sus empleados.
Tras el éxito, 100 empresas en las que, conjuntamente, trabajan miles de empleados, están considerando implementarlo en 2023.
Algunos casos de éxito
La farmacéutica irlandesa Soothing Solutions, que elabora pastillas para la tos infantiles, fue una de las pioneras del estudio. Según cuentan a Business Insider sus fundadoras, Sinéad Crowther y Denise Lauaki, esperaban que el nuevo modelo de trabajo atrajera talento y lo retuviera.
"Uno de nuestros empleados tiene un padre que sufre una enfermedad y ahora puede pasar tres o cuatro días por semana con él", explica Crowther.
Otros, según señala, han descubierto pasiones personales en ese día extra de descanso que han mejorado su calidad de vida y su salud mental.
Debido a que la farmacéutica comenzó a operar con la jornada reducida, no ha podido comparar sus ingresos con un periodo de trabajo estándar. Sin embargo, aluden al excelente clima laboral su crecimiento. Recientemente, han lanzado una tienda digital en Amazon y sus productos ya se ofertan en cuatro países.
El logro de conseguir trabajar solo cinco días por semana
Hasta 1926, la semana laboral estándar en los EEUU duraba 6 días. Fue el visionario Henry Ford quien implantó la tendencia de trabajar cinco días por semana, provocando un apoyo masivo en la sociedad que se tradujo en la modificación de la ley en 1940.
En España, la jornada máxima diaria de 8 horas se implantó en 1919. Sin embargo, hasta 1983 no se limitó por ley la jornada máxima a 40 horas semanales.
El cambio de paradigma a cuatro días podría ser, sin embargo, la nueva realidad del presente milenio.
Según un artículo de investigación de 2019 de Henley Business School, en dos tercios de las empresas que operan cuatro días por semana se aumenta la productividad de los empleados.
Desde final de la pandemia, las empresas han sufrido la dimisión masiva de trabajadores que persiguen un balance más positivo del trabajo con su vida personal.
Este fenómeno, denominado la Gran Dimisión, ha motivado el cambio entre empresas como Rent a Recruiter. Según afirma su fundador, Barry Prost, la compañía duplicó sus ganancias brutas y estima que la productividad de su personal también se duplicó durante ese tiempo.
En las 16 empresas de la prueba que proporcionaron datos internos, sus ingresos, ponderados por tamaño, aumentaron un 8,14%.
¿Qué inconvenientes podría haber?
El estudio recalca que algunos sectores, como la banca o las empresas turísticas no pueden permitirse cerrar un día de la semana o reducir su carga de trabajo en periodos vacacionales.
Para ellos, se recomienda que se establezcan turnos para no tener que cerrar la persiana un día de la semana.
Una medida de género
"Las mujeres suelen tener trabajos que pagan menos, por lo que tienden a ser las que se cambian a tiempo parcial, incluso si no quieren", explica Orla Kelly, socióloga y experta del medio ambiente de la Universidad de Dublín.
Especialmente en los últimos años, las mujeres han apostado por reducir su jornada o, directamente, dimitir para cuidar de su familia. "Esto puede ser problemático para su trayectoria profesional a largo plazo, sus contribuciones a la pensión y la dinámica de poder dentro del hogar", explica Kelly.
Reducir las horas de trabajo para todos ayuda a las mujeres a permanecer en sus trabajos de tiempo completo y no sentir que están siendo expulsadas de la fuerza laboral.
Por el momento, 27 de las empresas encuestadas, afirmaron que no volverán a la jornada de cinco días laborables, para el deleite de sus trabajadores.
Fuente Business Insider
viernes, 20 de enero de 2023
Crear contextos de confianza en las organizaciones
domingo, 1 de enero de 2023
¿Cuáles serán los sectores laborales en auge el próximo 2023?
El sector terciario podría generar cuatro de cada cinco nuevos empleos.
Las necesidades del mercado laboral requieren perfiles cualificados para solventar el desajuste entre la oferta y la demanda de trabajo
Durante el año 2023, la economía española mantendrá el ritmo de crecimiento pudiendo alcanzar las cifras de ocupación previas a la crisis financiera de 2008. En este sentido, según el Índice ManpowerGroup: Perspectivas de empleo 2022-2023, en 2023 se podrían alcanzar los 20,7 millones de ocupados, con más de 430.000 nuevos trabajadores si se cumplen las expectativas de crecimiento del PIB, gracias al crecimiento económico global y el impulso de los fondos europeos de recuperación. Además, el informe indica que aquellos que se verán más beneficiados por los avances serán aquellos colectivos que fueron más afectados por la crisis derivada de la Covid-19. En este sentido, los jóvenes y las mujeres, además de los trabajadores en empleos temporales o no cualificados, se beneficiarán del crecimiento económico.
En el contexto actual de crecimiento de empleo, la pandemia consolidó perfiles profesionales que, antes de ésta, no tenían tanta relevancia en el mercado laboral. En este sentido, el auge tecnológico de nuevas plataformas, además del impulso de la digitalización, plantean un nuevo panorama laboral. Así pues, para solventar las necesidades del mercado actual, el sector tecnológico, comunicativo y el financiero han tomado fuerza. Sin embargo, otro ámbito económico que se recuperará durante el año 2023 será el sector terciario, que según el índice de Manpower, podría generar cuatro de cada cinco nuevos empleos.
El panorama laboral requiere perfiles cualificados
Para no perder la inercia en el nuevo escenario económico global, es clave poder satisfacer la demanda de empleos de alta cualificación. En este sentido, fuentes de CEAC, centro de formación para el empleo líder en su sector, explican que la falta de mano de obra será el principal problema al que la economía española tendrá que hacer frente el próximo año, debido al desajuste entre la oferta y la demanda. “Además, la formación cualificada es la mejor arma contra la precariedad laboral de los jóvenes”, añaden las fuentes de CEAC.
En esta línea, CEAC cuáles son los sectores que más crecerán durante el año 2023.
Sector hostelero y turístico. El sector turístico, que pasó de representar el 12,4% del PIB en 2019 a un 7,4% en 2021 debido a la imposibilidad de viajar durante la pandemia, ha podido recuperarse durante este último año: según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), las pernoctaciones en hoteles durante el agosto de 2022. Junto a la apreciación del dólar, que beneficia el aumento de turistas de Estados Unidos, el aumento del turismo nacional hará que se mantenga el ritmo de creación de empleos en este sector. De hecho, el sector lidera la creación de empleo en España, aportando 4 de cada 10 nuevos empleos y representando el 13% del total de los afiliados a la Seguridad Social. En este sentido, XX indica que “la Formación Profesional de Grado Superior en Gestión de Alojamientos Turísticos de CEAC brinda la posibilidad de formarse en un sector que no dejará de crecer en 2023”.
Sector de las energías limpias. Según las previsiones del informe Energías renovables y empleo: revisión anual 2022 de IRENA, en España el mercado de las energías renovables podría generar 468.000 puestos de trabajo acumulados a lo largo de la década. A nivel global, dado al escenario energético ambicioso, el sector de las energías renovables podría alcanzar los 38,2 millones de puestos de trabajo en 2030. Gracias a la firme apuesta europea para la transición verde, el sector de las energías verdes continúa siendo un motor confiable de generación de empleo. Para satisfacer la necesidad de perfiles cualificados en este sector, CEAC ofrece el Curso Técnico de Eficiencia Energética y Energías Renovables.
Sector de ventas y marketing. Debido al avance imperante de la tecnología e Internet, el sector del marketing se ha convertido en una pieza indispensable en la promoción de cualquier servicio, marca o producto. En la misma línea, la pandemia supuso un punto de inflexión, variando por completo los hábitos de consumo de la población: según los datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el comercio electrónico superó en España los 12.200 millones de euros en el primer trimestre de 2020, un 11,6% más que el año anterior. La formación a través de la Formación Profesional de Grado Superior Comercio Internacional ofrece conocimientos relacionados con este sector, claves para aprovechar la tendencia creciente.
Sector de la salud y los cuidados. Debido al envejecimiento poblacional, otro de los sectores con mayor creación de empleo es el de la atención a los mayores. En este sentido, los centros de día y los geriátricos, además de los hospitales, son ya un importante motor de empleo, clave en la economía española: durante 2022, el sector sanitario ha aumentado en un total de 480.044 nuevos afiliados, acumulando así 19 meses consecutivos de aumento de empleo. En este sentido, CEAC ofrece la Formación Profesional de Grado Medio en Cuidados Auxiliares de Enfermería.
Sector tecnológico. La digitalización se ha convertido en uno de los elementos más influyentes en la economía española. Este es un sector muy amplio, dado a su ya expansión absoluta, que parece que continuará al alza. En este sentido, CEAC ofrece gran variedad de formaciones relacionadas con el sector tecnológico, como el Curso de Robótica o la Formación Profesional de Grado Medio en Sistemas Microinformáticos y Redes.
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