Cálculo de la indemnización salarial. Autor Rafael Ruiz Luque, profesor de FOL y preparador de oposiciones para ingresar en la docencia.
miércoles, 24 de mayo de 2023
Cálculo de la indemnización salarial
domingo, 14 de mayo de 2023
"Estar con amigos nos salva... Genera endorfinas, que son el mejor medicamento antidepresivo. Y es gratis"
Quien tiene un amigo tiene un tesoro, dicen.
Para Robin Dunbar es, además, una suerte de vacuna de nuestro sistema inmune: tener amigos y de calidad asegura una vida más saludable.
Dunbar (Reino Unido, 1947), es antropólogo, psicólogo y biólogo evolucionista. Se especializó en el comportamiento de los primates, pero, como él mismo cuenta en su último libro "Amigos: el poder de nuestras relaciones más importantes", la falta de financiación hizo que tuviera que virar hacia el comportamiento humano.
Y descubrió que, a la hora de relacionarnos y hacer amistades, no somos muy distintos de ellos.
También que el número máximo de amigos que podemos tener es 150, lo que se conoció como "número Dunbar", una medida del límite cognitivo de individuos con los cuales se puede tener una relación estable.
Su último libro es un compendio de sus investigaciones y de otros estudios hechos desde la psicología, la antropología y hasta la neurociencia sobre algo tan cotidiano y común como hacer amigos, pero que lleva detrás un entramado bien complejo. Tanto que, dice, es un milagro que suceda sin demasiados percances.
En su libro y a lo largo de sus investigaciones repite constantemente que no tener amigos o no socializar acorta la vida.
Es así y hay dos razones. Una es por las cosas que haces con ellos: ríes, cuentas historias, cantas, bailas... Todo eso activa el sistema de endorfinas en tu cerebro. Las endorfinas son parte del sistema de manejo del dolor del cerebro y suprimen el dolor de bajo nivel y el estrés que sienten los músculos y te hace sentir más cómodo.
Son como opiáceos similares a la morfina. Nos aligeran la carga, nos elevan el humor y nos hacen más felices y confiados con el mundo que nos rodea.
Estar con amigos nos salva. Genera endorfinas, que son el mejor medicamento antidepresivo que puedes tener. Y es gratis.
¿Y la otra razón?
Resulta que cuando las endorfinas se producen en el cerebro, activan el sistema inmunológico y, particularmente, esto es parte del sistema de glóbulos blancos que hace que te deshagas de bacterias, virus y cosas así en el cuerpo.
Pero hay componentes particulares que desencadenan las endorfinas que se dirigen a los virus en particular y también a algunos tipos de cáncer. Así que ahí puedes ver que hay un efecto directo en el bienestar físico.
Hay mucha evidencia que sugiere que las personas que tienen un buen amigo cercano se recuperan más rápido de las enfermedades, de las cirugías mayores y similares.
En su libro pone como un ejemplo de la fuerza del grupo, de la unión y la potencia de las endorfinas, el famoso bailé maorí que hace el equipo de rugby de Nueva Zelanda, los All Blacks.
Es un canto de guerra maorí y creo que su verdadero éxito es que hay mucho movimiento físico, coordinado y en grupo.
Todo desencadena el sistema de endorfinas, creo que así obtienen un nivel elevado de estas. Y esto se traduce en que pueden correr más y resistir más durante los partidos porque sus músculos están protegidos contra el dolor.
Si los lastiman, no lo sienten así. Creo que es el secreto de su éxito. Es muy inteligente.
La otra cara de esto, cuenta, es que la soledad reduce la conectividad y la plasticidad neuronal, al menos en experimentos en ratas. ¿Pasa lo mismo en humanos?
Aún no sabemos mucho de lo que realmente le sucede al cerebro. Seguimos aprendiendo sobre esto.
Pero las investigaciones en general sugieren que las conexiones que hay en el cerebro para manejar amistades o relaciones con la familia son muy complejas.
Requiere mucha sofisticación del cerebro, participar en cálculos muy complejos y sofisticados, involucra un sistema neuronal muy grande, una gran red. Y el cerebro es muy suceptible si hay algún tipo de corte en las conexiones.
Si no usas algo, es como si se encogiera. Si no usas el cerebro, se vuelve menos eficiente.
Decía antes que las amistades requieren cálculos complejos. En el libro y en sus investigaciones habla de las relaciones como si fuesen una suerte de danza matemática en la que interviene el tiempo y la química.
La mejor analogía es la del fútbol. El componente biológico es un poco como el tamaño de la cancha, las líneas blancas en el campo y el reglamento limitan qué puedes hacer y qué no. Pero con solo tener esa información no ganas un partido. Lo que te permite ganarlo es la habilidad que exhibes.
Ocurre igual en el mundo social.
A los 5 años todos entendemos ya las reglas, pero uno no se vuelve completamente adulto hasta los 25 años. Hay quienes necesitan más tiempo...
Algunos de nosotros nunca llegamos allí (ríe). Y lo que alguien ama hoy, lo odia mañana. Es completamente caótico e impredecible. Esta complejidad requiere de una gran computadora.
Hay muchos cálculos involucrados, pero también mucha práctica para comprender las señales que obtienes al observar a las personas comportarse, lo que dicen.
Ha llegado a decir en alguna ocasión que es un milagro que no estemos todo el tiempo tratando de matar a los demás.
Vivir muy cerca de otras personas es muy estresante. No solo porque hacen cosas que no te gustan, sino porque es algo difícil de coordinar.
Estos problemas no son exclusivos de los humanos, son característicos de todo el sistema animal. Tienes que vencer para poder vivir en grupos y, a la vez, para poder beneficiarte de vivir en grupos.
Por supuesto, la convivencia en grupo ha sido enormemente beneficiosa para nosotros, pero para ello hemos tenido que encontrar formas de resolver los problemas de convivir. Las coaliciones, por ejemplo.
Pero también los mecanismos que usamos para vincularnos con nuestras amistades, como cantar, bailar y comer juntos.
Cuando los grupos crecen, como ocurría cuando las aldeas crecían, aumentaban las relaciones y tenían que encontrar formas de permitir que más personas vivieran juntas. Y eso parece haberse dado junto a hacer grandes festejos, cenas o bailes para manejar mejor las frustraciones y no matarnos entre nosotros.
Y ahora parece que vamos en el sentido contrario, hacia una sociedad cada vez más individualista sin sistemas de cooperación. ¿Estamos yendo contra la biología? Como sociedad que está más sola, ¿también puede que enfermemos más?
No del todo. Es una de las consecuencias de querer vivir fuera del estrés del grupo, fuera del estado natural en que viven los mamíferos. Incluso los monos y simios han tenido que involucrar mecanismos para evitar esa presión.
El problema en los humanos es que crea peores problemas en el futuro. Es como los medicamentos: tienen algo bueno para una dolencia en particular, pero a veces generan otro problema. En nuestro caso, hace que estemos menos cohesionados.
Ha habido un alejamiento mucho mayor de la comunidad, del entorno en el que todos participaban, y ahora todo está mucho más centrado en la pequeña familia de una pareja o, muchas veces, en el aislamiento.
La gente termina confinada en su casa porque no conoce a nadie fuera. No tienen esas redes externas para proporcionarles apoyo tanto físico como social y moral. Este es el entorno disfuncional en el que nos encontramos.
Hay claros efectos sobre el sistema de endorfinas y son más fuertes que el beneficio de aislarse. Así que el efecto neto en general es muy negativo.
Llegó a decir que era mejor ir a un bar con amigos que salir a correr...
Correr es muy beneficioso, activa el sistema de endorfinas. Funciona mejor si vas con otras personas, porque hay algo en la sincronía de las pisadas que hace que vayan todos a un ritmo y esto de alguna manera aumenta la producción de endorfinas en el cerebro. Es muy valioso.
Pero el problema es que si vas solo no hablarás con nadie.
Mientras que sentado alrededor de una mesa hay más oportunidades de que te rías, algo muy importante para activar el sistema de endorfinas. Todo lo que pasa alrededor de una mesa está diseñado para maximizar la eficacia del vínculo social y los beneficios que conlleva.
En sus investigaciones también vieron que hay una diferencia clave entre hombres y mujeres, no solo en la composición del cerebro, sino también en la forma en la que manejan las amistades y las relaciones.
Y esto está respaldado no solo por nuestra investigación, sino por muchas otras investigaciones en este área. El mundo social funciona para hombres y mujeres de forma muy, muy diferente.
En el nivel más simple que podemos describir, para las mujeres lo importante es quién eres, no lo que eres. El mundo social de los hombres es mucho más parecido a un club, y lo importante allí no es quién eres, sino lo que eres.
El criterio para pertenecer puede ser muy trivial, tipo "¿Puedes levantar un vaso de cerveza de la mesa a tus labios sin derramarlo? Si puedes hacer eso, eres miembro del club".
Las relaciones de los hombres son mucho más sustituibles; mientras que en las mujeres, si ese individuo específico con el que se tiene el vínculo se va, crea mucha angustia.
Ellas buscan hablar, ellos buscan hacer una actividad, sin importar la que sea. Ellas buscarán mantener la amistad por teléfono o por el método que sea, ellos buscan la siguiente persona disponible. Ninguna es mejor que otra, son formas diferentes de resolver el mismo problema.
Eso es una cosa del cerebro, no creo que sea algo de la socialización, porque vemos esto patrones ya en edades muy tempranas. Y lo vemos en los simios, que les pasa exactamente igual. Este tipo de cosas parecen estar relacionadas con diferencias estructurales en la forma en que se desarrolla el cerebro en hombres y mujeres.
Y cuando esas relaciones de amistad se rompen, qué pasa con nuestra salud, con nuestro cerebro.
Es muy muy doloroso. Psicológicamente es fuerte pero, por otro lado, ese dolor psicológico puede traer beneficios. Sentimos ese dolor psicológico en el mismo lugar del cerebro en el que sentimos dolor físico y, como resultado, se activa el sistema de endorfinas.
Por eso nos gustan las películas tristes, porque nos dan esa patada de endorfinas y te hace sentir cálido y en paz con el mundo después. Ese es el motivo por el que, cuando pasa algo malo, se da el consejo de tener un buen llanto.
Cuentas que hay 7 pilares clave para que una persona sea amiga de otra. ¿Qué hace de una persona un buen amigo?
Este efecto de los 7 pilares es relativamente nuevo.
El fenómeno más general se conoce como homofilia, es decir, buscas personas iguales a ti. Esto se vio por primera vez como característica muy común en la amistad hace unos 15 o 20 años.
Los amigos tienden a ser muy similares a nosotros en ciertos aspectos: mismo idioma, misma religión, mismos intereses. Pero luego empezamos a ver esto de un modo más serio.
Hay dos componentes, uno de ellos biológico. Una parte importante de nuestra red es parte de nuestra familia y eso no cambia a lo largo de la vida ni aunque pierdas el contacto durante un tiempo, porque se retoma más fácilmente.
Luego hay un componente cultural. Y aquí es donde entran esos 7 pilares que son: tener el mismo idioma o, mejor aún, el mismo dialecto; crecer en la misma zona; a qué te dedicas, ya sabes, los médicos se suelen juntar con los médicos, y los periodistas con periodistas y así; tener los mismos intereses; y tener la misma visión del mundo, que va desde practicar la misma religión a tener mismos puntos de vista morales o políticos.
Y luego están los dos últimos, que son realmente interesantes: tener el mismo gusto musical y el mismo sentido del humor. Esto está más relacionado directamente, sospecho, con el sistema de endorfinas.
Como conclusión, ¿por qué es importante tener y hacer amigos?
Un pequeño número de amigos de buena calidad tiene impacto positivo en la salud y en el bienestar. Tiene un efecto en tu salud y tu bienestar que es realmente prodigioso.
Pero, en segundo lugar, por supuesto.... Es divertido tener amigos, ¿verdad? Y si no tienes amigos, a quién le vas a contar chistes y quién te va a hacer reír.
Fuente: bbc.
sábado, 6 de mayo de 2023
Uno de cada tres trabajadores se siente poco o nada valorado y motivado en su puesto de trabajo
Uno de cada tres trabajadores (34,5%) afirma sentirse poco o nada valorado y motivado en su puesto actual de trabajo, según el “Estudio Sodexo de Tendencias en Recursos Humanos”, de la empresa Sodexo Beneficios e Incentivos. De hecho, solo el 16% afirma sentirse muy valorado y motivado en su compañía.
La empresa especializada en soluciones de beneficios e incentivos para empleados ha presentado el “Estudio Sodexo de Tendencias en Recursos Humanos”, un análisis 360 del mercado laboral español en el que se tienen en cuenta los dos grandes puntos de vista que forman parte de la gestión del talento en recursos humanos: el del propio trabajador y el de la empresa o, más concretamente, el de los responsables de la gestión y fidelización del talento.
Este análisis determina que uno de cada tres trabajadores (34,5%) afirma sentirse poco o nada valorado y motivado en su puesto actual de trabajo. De hecho, solo el 16% afirma sentirse muy valorado y motivado en su compañía. Entre los factores señalados por los trabajadores para sentirse a gusto en un puesto de trabajo, destacan, por orden, el salario, seguido por la valoración del trabajo que realizan y, en tercer lugar, el ambiente laboral.
La falta de motivación y compromiso que reflejan los datos anteriores podría explicar por qué más de la mitad (53,5%) de los empleados españoles dicen estar abiertos a un cambio laboral durante este año.
Es interesante apuntar que los Millennials y la Generación Z son los más dispuestos a realizar un cambio: el 62,8% de estos perfiles generacionales están buscando activamente (11,2%) o están abiertos a escuchar propuestas (51,6%). Por otro lado, el 68,3% de los baby boomers afirman no querer cambiar de puesto de trabajo.
Para los trabajadores abiertos a un cambio de trabajo, el 69,8% señala que el salario es la principal motivación para hacerlo. En segundo lugar, indican que esperan obtener una mayor flexibilidad y opciones de conciliación (31,3%).
6 de cada 10 españoles cree que su salario no cumple con sus expectativas
Tal ycomo refleja el estudio, el 61,3% de los trabajadores considera que su salario actual no cumple con sus expectativas. Además, más de la mitad creen que esta situación no va a cambiar, ya que el 52,9% no espera recibir una subida salarial durante el año 2023. Entre los que sí esperan recibirla, estiman un aumento salarial medio del 6,4%.
El descontento de los trabajadores con la falta de beneficios en la empresa es otro de los hechos que el estudio pone de manifiesto. Así, un 38,6% de los empleados se sienten insatisfechos con los beneficios que recibe de su empresa, siendo la principal razón que les gustaría tener más beneficios (51,2%).
domingo, 16 de abril de 2023
Decálogo para prevenir el estrés laboral
El estrés laboral puede considerarse una epidemia en la sociedad actual. Es uno de los principales enemigos de la felicidad y el bienestar de las personas.
Pero también una de las más serias amenazas para la productividad y competitividad de las empresas. De ahí la necesidad de prevenirlo.
En España, seis de cada diez trabajadores lo sufren, según algunos estudios. Sin embargo, resulta muy complejo realizar estas estimaciones, pues la sintomatología es muy confusa y el malestar emocional y físico puede deberse a motivos de lo más diversos.
La carga excesiva de trabajo, la falta de recursos, la mala organización de las tareas, la incertidumbre de cara al futuro… Las causas del estrés son muchas. Y de lo más variadas.
Frente a ellas, conviene establecer un plan de acción para prevenir el estrés, con plazos realistas y viables. Es preciso priorizar en la agenda lo urgente sobre lo importante, realizar descansos, hacer deporte, concentrarse en cada tarea y evitar distracciones… Otras medidas pueden ser relativizar y quitar hierro a los temas menos trascendentales, llevar a rajatabla la desconexión digital, adaptarse al entorno, reciclar conocimientos y habilidades, etc.
Cómo prevenir situaciones de estrés crónico
Joaquín T. Limonero y Roger Muñoz, presidente y vocal -respectivamente- de la Sociedad Española para el estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), dan diez recomendaciones para que las empresas puedan prevenir situaciones de estrés crónico en sus empleados:
1. Tener en cuenta y adaptar el trabajo a las aptitudes físicas y psicológicas del trabajador, a la experiencia laboral y a la formación profesional.
2. Fomentar la autonomía del empleado.
3. Ajustar la carga laboral a los plazos en tiempo y horario.
4. Definir claramente el lugar de trabajo, en función del rol profesional y evitar ambigüedades.
5. Garantizar una seguridad o estabilidad laboral y una retribución adecuada.
6. Crear un ambiente de trabajo seguro y fomentar el compañerismo.
7. Favorecer la conciliación familiar.
8. Potenciar la motivación del trabajador reconociendo sus éxitos o trabajo y reconduciendo los fracasos o errores como oportunidades para mejorar.
9. Potenciar las posibilidades de desarrollo profesional.
10. Fomentar el interés “general” de la empresa en el bienestar del trabajador, haciendo que el mismo participe en algunas decisiones empresariales relacionadas con su puesto laboral para sentirse parte importante (realización personal).
Ambos expertos aseguran que si una persona soporta una carga abusiva de trabajo continuado, sin tiempo para realizarlo, con presión, responsabilidad excesiva u horarios demasiado prolongados podría sufrir estrés laboral crónico. Y esto, a mayores, se convertirá en una reducción de la productividad, bajas laborales, desmotivación, accidentes laborales por pérdida de concentración y atención, críticas a la empresa…
“Si esta situación se va extendiendo a otros trabajadores, la productividad y competitividad se verán seriamente afectadas, pudiendo dar lugar incluso al cierre de la empresa”, alertan desde SEAS.
El estrés causa más del 50% del absentismo laboral
La factura del estrés de los trabajadores puede ser muy costosa para las compañías. De hecho, cuando no del cese de su actividad, el estrés es responsable de más del 50% del absentismo laboral y de un alto porcentaje de las bajas.
Tal es la magnitud del problema que, desde comienzos de este año, el estrés crónico ha sido reconocido como enfermedad laboral por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ahora bien, ¿le prestan las empresas españolas la suficiente atención a la prevención del estrés?
Un coste de 23.000 millones de euros
Joaquín T. Limonero y Roger Muñoz sostienen que la mayoría de las compañías no valoran adecuadamente los riesgos psicosociales. Y ello a pesar de que “el estrés está relacionado con la presencia de trastornos mentales comunes de ansiedad y depresión, los cuales generan al año una carga económica al estado y a las empresas de unos 23.000 millones de euros”.
Por su parte, Antonio Pamos, socio-director de Facthum, recuerda que todos los avances en legislación y concienciación en políticas psicosociales han abordado el problema del estrés, reconocido su impacto e identificado los métodos de intervención.
“Hoy, muchas empresas, desde sus departamentos de Riesgos Laborales, ponen a disposición de los empleados actividades para evitar situaciones de estrés.
El mindfulness, por ejemplo, se ha acogido con enorme aceptación. En otros casos, se han contratado líneas de asistencia psicológica que el trabajador puede usar a demanda con discreción”, puntualiza.
Barrera para la actividad empresarial
Si bien es cierto que resulta más frecuente en profesionales de la salud o en el ámbito académico, no hay duda de que el estrés impide el normal funcionamiento de cualquier actividad laboral, por lo que se deben intensificar las acciones para prevenirlo.
Y es que tratándose de la denominación que recibe un cuadro clínico que se manifiesta a nivel físico, fisiológico/emocional y cognitivo, “un trabajador que tenga estos tres pilares afectados nunca puede rendir al mismo nivel que quien no los tiene”, explica Antonio Pamos.
El socio-director de Facthum recomienda abordarlo a todos los niveles y ofrecer a la persona herramientas que le ayuden a controlar la aparición del malestar.
“A veces es la parte cognitiva, la del pensamiento, la que prevalece, y en tal caso un psicoterapeuta acompañará al doliente en el análisis de las amenazas y el desarrollo de mecanismos cognitivos de afrontamiento. En otros casos, basta con enseñarle técnicas de relajación, de organización del tiempo o de higiene del sueño”, concluye.
Fuente empresas blog think big
domingo, 9 de abril de 2023
Las 10 causas del síndrome de burnout
sábado, 1 de abril de 2023
El futuro del trabajo: una revolución total sin certezas
EL PAÍS analiza en una serie de reportajes el presente de la actividad laboral y hacia dónde se dirige la transformación en marcha
El trabajo, motor de la actividad productiva, cada vez se explica con menos certezas. Está en cuestión el espacio en el que se desarrolla, con el teletrabajo convertido en objeto de deseo para los empleos de oficina tras una pandemia que demostró que funciona. También cuánto tiempo dura la jornada, por una mejora exponencial de la tecnología que no ha cambiado las 40 horas vigentes desde hace un siglo. No está claro para quién se trabaja, ante la pujanza de plataformas y de las plantillas compuestas por empleados de la casa y externos. Está en tela de juicio incluso la idea de que hay que trabajar para vivir, teniendo en cuenta que en algunos sectores cada vez hay menos puestos a repartir y las rentas básicas echan raíz en varios países. Y encima de todos estos debates planea la constante amenaza de la precariedad.
Para responder a estas y otras preguntas EL PAÍS ha iniciado una serie de reportajes sobre la redefinición del trabajo, uno de los principales retos de la sociedad moderna. Estos son los textos publicados hasta ahora.
El trabajo, en busca de sí mismo
La actividad laboral vive u momento de transformación que no termina de explotar, condicionada por las plataformas digitales, el teletrabajo y la automatización, con la precariedad como constante amenaza
¿Cómo trabajamos? Radiografía del empleo en España
La incertidumbre económica alcanza al país con récord de ocupados de los últimos 15 años, pero con muchas debilidades y tareas pendientes
El camino a la semana laboral de cuatro días, explicado por empresas españolas que lo han recorrido
Seis compañías que han aplicado la semana reducida en España detallan cómo implementaron el modelo, organizaron el trabajo y mejoraron la productividad
Hace tres años convertí mi casa en una oficina y todo cambió
En pandemia el teletrabajo salvó a algunas empresas que pudieron organizar el trabajo en remoto y puso en jaque al presencialismo, pero con el virus controlado la transformación laboral se ha ralentizado
Misma empresa, mismo puesto, 600 euros menos al mes: las paradojas de los convenios provinciales
Las negociaciones por territorios generan diferencias salariales que no siempre coinciden con el desfase en el coste de la vida. Sin embargo, los expertos señalan que estos episodios son anecdóticos y que el sistema tiene más efectos positivos.
Fuente. El País.
sábado, 25 de marzo de 2023
Aprender para conectar, conectar para aprender
Durante muchos años, los procesos de aprendizaje privilegiaron la memorización y conducción por encima de la construcción y autogeneración de conocimiento. La autogestión y autonomía estaban lejos de ser parte de la enseñanza y el aprendizaje.
Además, el aprender se daba según las particularidades de los estudiantes: sus motivaciones, contextos, intereses y otros factores que condicionaban dicha actividad. Con el paso del tiempo y la evolución tecnológica esta dicotomía originó la necesidad de dar cabida a ideas distintas respecto a cómo se logra aprender.
En este sentido, es necesario comprender que en la actualidad el aprendizaje se potencia cuando el conocimiento adquirido puede conectarse con diversas motivaciones y realidades. Se ha observado que cuando alguien está interesado en una temática, disciplina o situación su aprendizaje es más concreto y duradero, pues ese interés le ayuda a generar las conexiones necesarias en su estructura cognitiva.
Aprender conectado
Aprender conectado a la realidad es una ventaja que potencia el sentido de los contenidos aprendidos: no es lo mismo aprender ante circunstancias hipotéticas que experimentando la realidad, cercanos a un entorno, problema o situación que requieren la puesta en práctica de los conocimientos adquiridos.
Actualmente, con la presencia de las tecnologías e internet, el acceso al conocimiento se ha incrementado. Esto implica que las formas de aprender sean cada vez más variadas, en entornos donde el espacio y el tiempo no se limitan a un aula o institución.
El aprendizaje puede ser formal e informal, y adquiere sentido desde la conexión e interacción con otros. Es así como las experiencias de los demás alimentan los conocimientos propios, a través del intercambio y construcción colaborativa del conocimiento, y dan significado al aprendizaje a través de la socialización y la convivencia.
Redes personales a medida
El aprendizaje conectivo es el que sucede a través de las interconexiones que residen en el cerebro de las personas o de las redes virtuales. Son conexiones que facilitan el acceso al conocimiento construido y expuesto, y exigen la involucración directa y activa por parte de las personas, pues son ellas las que, desde sus necesidades, construyen estos entramados.
En este sentido, aprender desde la conectividad implica explicar el aprendizaje con argumentos distintos a los de las teorías tradicionales conductismo, cognitivismo y constructivismo y dar paso a propuestas que tomen en cuenta la presencia de las tecnologías, la facilidad de interacción que propician los diversos dispositivos y la inmediatez al conocimiento a través de internet.
Es por esta razón por la que el conectivismo, si bien no ha sido validado del todo como una teoría, ha sido un referente que se acerca a la comprensión de los fenómenos educativos del siglo XXI.
Multidisciplinariedad
Desde la perspectiva del conectivismo, el acceso al conocimiento genera personas cualificadas que aprenden, crean, comparten y trabajan sobre la información en distintos contextos. Su preparación no se limita a una disciplina o área del saber, sino que es multidisciplinar, lo que da cabida a la creación de mayores conocimientos.
El aprendizaje ya no es un proceso que está completamente bajo el control del individuo como una actividad interna, sino que también se produce cuando se conecta una persona con otras. Estas conexiones potencian lo que se puede aprender, y se dice entonces que el conocimiento reside en organizaciones, grupos de personas o dispositivos.
Intercambio y reciprocidad
Las conexiones que se construyen en la red tienen el propósito de intercambiar el conocimiento entre quienes se conectan, siendo esta reciprocidad la parte más crítica del aprendizaje. Las redes creadas pueden ser internas o externas. Por ejemplo, los enlaces construidos en el cerebro de los individuos que evocan conocimientos adquiridos (internas), o las conexiones que se concretan cuando se interactúa con otras personas que manejan los mismos temas de interés y comparten información al respecto (externas).
Por tanto, la idea de aprender para conectar y conectar para aprender implica la disposición de los individuos para concebir su aprendizaje como un entramado de enlaces internos o externos que están en constante cambio y expansión, construidos en un ambiente caótico donde las tecnologías posibilitan el acceso y exposición del conocimiento.
Fuente The conversation
sábado, 18 de marzo de 2023
Tenemos una epidemia de salud mental por el modelo social
miércoles, 15 de marzo de 2023
El conocimiento es una mercancía según Zygmunt Bauman
"Los retos actuales están golpeando duramente la esencia misma de la idea de educación tal como se la concibió en el umbral de la larga historia de la civilización." Zygmunt Bauman
La imagen del conocimiento reflejaba que el compromiso y la visión de la educación eran una réplica de las tareas que ese compromiso fijó en la agenda moderna. El conocimiento tenía valor puesto que se esperaba que durara, así como la educación tenía valor en la medida en que ofreciera conocimiento de valor duradero. Ya fuera que se la juzgara como un episodio aislado, o bien que se la considerara una empresa de toda una vida, la educación debía encararse como la adquisición de un producto que, como todas las demás posesiones, podía y debía atesorarse y conservarse para siempre.
Así llegamos al primero de los múltiples retos que la educación contemporánea debe afrontar y soportar. En nuestra «modernidad líquida», las posesiones duraderas, los productos que supuestamente uno compraba una vez y ya no reemplazaba nunca más —y que obviamente no se concebían para ser consumidos una única vez—, han perdido su antiguo encanto. Considerados alguna vez como activos ventajosos, hoy tienden a verse como pasivos. Los que alguna vez fueron objetos de deseo se transformaron en objetos de resquemor. ¿Por qué? Porque el «mundo vital» de la juventud contemporánea, compuesto desmañadamente con porciones de sus experiencias vitales, ya no se parece a los pasadizos ordenados, sólidos y «aprendibles» de los laberintos «de ratones de laboratorio» que hace medio siglo se utilizaban para explorar los misterios de la buena adaptación a través del aprendizaje. John Kotter , profesor de la Harvard Business School, aconseja a sus lectores que eviten quedar atrapados en empleos de larga duración del tipo «puesto permanente» y, en realidad, desaconseja desarrollar una lealtad institucional o dejarse absorber demasiado en cualquier empleo durante un tiempo prolongado. No debe sorprendernos, pues, que el panadero Rico se lamentara ante Sennett de lo dificultoso que le resultaba explicar qué podía significar un compromiso.
La historia de la educación está plagada de períodos críticos en los cuales se hizo evidente que las premisas y estrategias probadas y aparentemente confiables habían perdido contacto con la realidad y exigían ajustes o una reforma. Con todo, aparentemente la crisis actual es diferente de las del pasado. Los retos actuales están golpeando duramente la esencia misma de la idea de educación tal como se la concibió en el umbral de la larga historia de la civilización: hoy está en tela de juicio lo invariable de la idea, las características constitutivas de la educación que hasta ahora habían soportado todos los retos del pasado y habían emergido ilesas de todas las crisis. Me refiero a los supuestos nunca antes cuestionados y mucho menos sospechosos de haber perdido vigencia, con lo cual, necesariamente, deberían reexaminarse y reemplazarse.
En el mundo de la modernidad líquida, la solidez de las cosas, como ocurre con la solidez de los vínculos humanos, se interpreta como una amenaza. Cualquier juramento de lealtad, cualquier compromiso a largo plazo (y mucho más un compromiso eterno) auguran un futuro cargado de obligaciones que (inevitablemente) restringiría la libertad de movimiento y reduciría la capacidad de aprovechar las nuevas y todavía desconocidas oportunidades en el momento en que (inevitablemente) se presenten. La perspectiva de cargar con una responsabilidad de por vida se desdeña como algo repulsivo y alarmante.
Hoy se sabe que las cosas más preciadas envejecen rápido, que pierden su brillo en un instante y que súbitamente y casi sin que medie advertencia alguna, se transforman de emblema de honor en estigma de vergüenza. Los editores de las lustrosas revistas de moda saben tomar bien el pulso de la época: junto con la información sobre las nuevas tendencias acerca de «lo que hay que hacer» y «lo que hay que tener», proporcionan regularmente a sus lectores consejo sobre lo que «ya no se usa» y debe descartarse. Además, hoy se espera que ni siquiera los hábitos que supuestamente habrían de durar un poco más permanezcan inalterables. Un anuncio reciente de oferta de teléfonos móviles atrae a los curtidos usuarios de teléfonos con esta exhortación: «Usted ya no puede presentarse en público con ese móvil que tiene ahora… vea los nuevos modelos». Nuestro mundo recuerda cada vez más la «ciudad invisible» de Leonia de Italo Calvino, donde «la opulencia puede medirse, no tanto por las cosas que se fabrican, se venden y se compran cada día; [… ] sino, antes bien, por las cosas que se tiran diariamente para dejar lugar a las nuevas». La alegría de «deshacerse» de las cosas, de descartarlas, de arrojarlas al cubo de la basura, es la verdadera pasión de nuestro mundo.
La capacidad de durar mucho tiempo y servir indefinidamente a su propietario ya no juega a favor de un producto. Se espera que las cosas, como los vínculos, sirvan sólo durante un «lapso determinado» y luego se hagan pedazos; que, cuando —tarde o temprano, pero mejor temprano— hayan agotado su vida útil, sean desechadas. Por lo tanto hay que evitar las posesiones, y particularmente las posesiones de larga duración de las que no es fácil librarse. El consumismo de hoy no se define por la acumulación de cosas, sino por el breve goce de esas cosas. Por lo tanto, ¿por qué el «caudal de conocimientos» adquiridos durante los años pasados en el colegio o en la universidad habría de ser la excepción a esa regla universal? En el torbellino de cambios, el conocimiento se ajusta al uso instantáneo y se concibe para que se utilice una sola vez. Los conocimientos listos para el uso instantáneo e instantáneamente desechables de ese estilo que prometen los programas de software —que aparecen y desaparecen de las estanterías de las tiendas en una sucesión cada vez más acelerada —, resultan mucho más atractivos.
Todo este encogimiento del lapso de vida del saber, provocado por un «contagio» completo —por el impacto de degradar la durabilidad de la posición, alguna vez venerable, que ocupaba en la jerarquía de valores—, está exacerbado por la mercantilización del conocimiento y del acceso al conocimiento.
Hoy el conocimiento es una mercancía; al menos se ha fundido en el molde de la mercancía y se incita a seguir formándose en concordancia con el modelo de la mercancía. Hoy es posible patentar pequeñas porciones de conocimiento con el propósito de impedir las réplicas, al tiempo que otras porciones —que no entran en el marco de las leyes de la patente— constituyen secretos cuidadosamente guardados mientras están aún en el proceso de desarrollo (como un nuevo modelo de automóvil antes de que se exhiba en el salón del año siguiente), siguiendo la bien fundada creencia de que, como en el caso de cualquier otra mercancía, el valor comercial refleja lo que diferencia al producto de los ya existentes antes que la calidad del producto en su conjunto. Lo que diferencia al producto, por regla general, es de corta vida, pues el impacto de la novedad se desgasta rápidamente. Por lo tanto, el destino de la mercancía es perder valor de mercado velozmente y ser reemplazada por otras versiones «nuevas y mejoradas» que pretenden tener nuevas características diferenciales, tan transitorias como las de los productos que acaban de ser desechados porque ya perdieron su momentáneo poder de seducción. Concentrar el valor en lo diferencial es una manera de devaluar, oblicuamente, el resto del conjunto, el resto que no ha sido afectado por el cambio, el resto que «sigue siendo igual».
Así es como se desalienta la idea de que la educación puede ser un «producto» que uno gana y conserva, atesora y protege y, ciertamente, ya son pocos los que hablan a favor de la educación institucionalizada. Antes, para convencer a sus hijos de los beneficios del aprendizaje, los padres y madres solían decirles: «Nadie podrá nunca quitarte lo que has aprendido». Semejante consejo puede haber sido una promesa alentadora para aquellos niños a los que se les enseñaba a construir sus vidas como casas —desde los cimientos hasta el techo, mientras en ese proceso iban acumulando el mobiliario—, pero lo más probable es que la juventud contemporánea lo considere una perspectiva aterradora. Hoy los compromisos tienden a ser muy mal vistos, salvo que contengan una cláusula de «hasta nuevo aviso». En una cantidad cada vez mayor de ciudades de Estados Unidos, los permisos para construir sólo se entregan junto con su correspondiente permiso de demolición…
Artículo del sociólogo polaco Zygmunt Bauman, publicado en su libro Liquid modern challenges to education.
Fuente Bloghemia.
sábado, 4 de febrero de 2023
Se acabó trabajar los viernes: la jornada de 4 días por semana prueba su éxito
Los resultados están aquí: es hora de que su empresa deje de trabajar los viernes (o los lunes). • 27 de las 33 compañías que implantaron la jornada de 4 días afirman que mantendrán la medida debido al aumento de su productividad.
La última evidencia, quizás la más convincente hasta el momento, del cambio a una semana laboral de 4 días proviene de una prueba de seis meses en la que los empleados de seis compañías redujeron su jornada semanal a 32 horas de trabajo, con el mismo sueldo.
En el experimento participaron 33 empresas de diversos países durante 6 meses, desde febrero hasta agosto del año pasado. La organización que lo dirigió es 4 Day Week Global, una entidad sin ánimo de lucro que persigue un cambio global de jornada laboral a través de la evidencia científica.
Para realizar pruebas en empresas y analizar sus resultados, la organización se ha asociado con académicos de la Escuela de Negocios de Harvard, la Universidad de Oxford y la Universidad de Pensilvania.
Los resultados han sido excelentes. En una encuesta remitida después del experimento, las compañías afirman que han obtenido mayores ingresos y han percibido una mejoría en la salud y el bienestar de sus empleados.
Tras el éxito, 100 empresas en las que, conjuntamente, trabajan miles de empleados, están considerando implementarlo en 2023.
Algunos casos de éxito
La farmacéutica irlandesa Soothing Solutions, que elabora pastillas para la tos infantiles, fue una de las pioneras del estudio. Según cuentan a Business Insider sus fundadoras, Sinéad Crowther y Denise Lauaki, esperaban que el nuevo modelo de trabajo atrajera talento y lo retuviera.
"Uno de nuestros empleados tiene un padre que sufre una enfermedad y ahora puede pasar tres o cuatro días por semana con él", explica Crowther.
Otros, según señala, han descubierto pasiones personales en ese día extra de descanso que han mejorado su calidad de vida y su salud mental.
Debido a que la farmacéutica comenzó a operar con la jornada reducida, no ha podido comparar sus ingresos con un periodo de trabajo estándar. Sin embargo, aluden al excelente clima laboral su crecimiento. Recientemente, han lanzado una tienda digital en Amazon y sus productos ya se ofertan en cuatro países.
El logro de conseguir trabajar solo cinco días por semana
Hasta 1926, la semana laboral estándar en los EEUU duraba 6 días. Fue el visionario Henry Ford quien implantó la tendencia de trabajar cinco días por semana, provocando un apoyo masivo en la sociedad que se tradujo en la modificación de la ley en 1940.
En España, la jornada máxima diaria de 8 horas se implantó en 1919. Sin embargo, hasta 1983 no se limitó por ley la jornada máxima a 40 horas semanales.
El cambio de paradigma a cuatro días podría ser, sin embargo, la nueva realidad del presente milenio.
Según un artículo de investigación de 2019 de Henley Business School, en dos tercios de las empresas que operan cuatro días por semana se aumenta la productividad de los empleados.
Desde final de la pandemia, las empresas han sufrido la dimisión masiva de trabajadores que persiguen un balance más positivo del trabajo con su vida personal.
Este fenómeno, denominado la Gran Dimisión, ha motivado el cambio entre empresas como Rent a Recruiter. Según afirma su fundador, Barry Prost, la compañía duplicó sus ganancias brutas y estima que la productividad de su personal también se duplicó durante ese tiempo.
En las 16 empresas de la prueba que proporcionaron datos internos, sus ingresos, ponderados por tamaño, aumentaron un 8,14%.
¿Qué inconvenientes podría haber?
El estudio recalca que algunos sectores, como la banca o las empresas turísticas no pueden permitirse cerrar un día de la semana o reducir su carga de trabajo en periodos vacacionales.
Para ellos, se recomienda que se establezcan turnos para no tener que cerrar la persiana un día de la semana.
Una medida de género
"Las mujeres suelen tener trabajos que pagan menos, por lo que tienden a ser las que se cambian a tiempo parcial, incluso si no quieren", explica Orla Kelly, socióloga y experta del medio ambiente de la Universidad de Dublín.
Especialmente en los últimos años, las mujeres han apostado por reducir su jornada o, directamente, dimitir para cuidar de su familia. "Esto puede ser problemático para su trayectoria profesional a largo plazo, sus contribuciones a la pensión y la dinámica de poder dentro del hogar", explica Kelly.
Reducir las horas de trabajo para todos ayuda a las mujeres a permanecer en sus trabajos de tiempo completo y no sentir que están siendo expulsadas de la fuerza laboral.
Por el momento, 27 de las empresas encuestadas, afirmaron que no volverán a la jornada de cinco días laborables, para el deleite de sus trabajadores.
Fuente Business Insider
viernes, 20 de enero de 2023
Crear contextos de confianza en las organizaciones
Entradas populares
-
Les envío estas palabras dichas por el Papa a los profesores y profesoras, y que me ha enviado un compañero. Seamos o no creyentes, no ti...
-
Para que el proceso de comunicación se realice eficazmente es necesario que todos los elementos estén muy coordinados para el buen funcionam...
-
Las relaciones laborales presentan los siguientes requisitos : el trabajo tiene que ser personal, voluntario, dependiente, por cuenta ajena...
Quizás también te interese:
Lo que piensas de otra persona, es lo que se expande
Si tus pensamientos sobre la persona a la que quieres tiene que ver con lo que no funciona, con lo que no te gusta, con lo que deberían se...
