viernes, 29 de diciembre de 2023

La cada vez más compleja relación con sus subordinados aumenta los casos de jefes quemados por el estrés

La cifra de jefes abrumados por el síndrome burnout aumenta en mayor proporción que en el resto de los niveles de la empresa. Varios estudios sugieren que se debe a una mayor exigencia en el campo de las habilidades sociales: apenas tienen tiempo para trabajar solos y concentrados.
Los jefes, como los ricos, también lloran. Se ha hablado mucho, por ejemplo, de las encuestas de Gallup y McKinsey según la cual la mitad de los estadounidenses que dejaron un trabajo lo hicieron debido a un mal gerente. Y sí, por supuesto que un mal jefe puede amargar a cualquiera, pero ¿qué pasa con la amargura que puede estar almacenando ese o cualquier otro jefe?

Un dato del “Global Workforce of the Future Report 2023” de Adecco Group ha revelado, además, que los niveles de esa marea de amargura están subiendo peligrosamente. Nada menos que el 68% de los 16.000 jefes encuestados sufrieron el síndrome burnout, o sea, un agotamiento total, en los últimos 12 meses. Los autores del informe concluyeron que “los directivos están más quemados que cualquier otro nivel de la empresa”.

La media de los jefes encuestados para un estudio de Harvard solo disponía de una cuarta parte de sus días de trabajo para estar solos… y buena parte de ese tiempo se les iba en escribir emails.

Pero lo más inquietante es la tendencia: el número de jefes quemados detectados por Adecco fue un 43% mayor que el año anterior. Para encontrar las causas de este deterioro del bienestar de los jefes hay que buscar cambios sustanciales en su contexto.

Un reciente análisis de Raffaella Sadun, Joseph Fuller, Stephen Hansen y P.J. Neal para la Harvard Business Review concluyó que, “hoy en día, para conseguir un puesto de director general ya no basta con tener experiencia en el sector y conocimientos financieros. Lo que realmente buscan las empresas son líderes con grandes habilidades sociales”.

Entre 2000 y 2017, las descripciones de puestos de managers que mencionan habilidades sociales aumentaron en casi un 30%, mientras que las relativas a gestión de los recursos financieros y materiales disminuyeron en un 40%.

Llegaron a esa conclusión tras casi 5.000 descripciones de puestos de responsabilidad en diferentes empresas. Observaron que “las operaciones empresariales son cada vez más complejas y están más centradas en la tecnología, la diversidad de la mano de obra aumenta, y las empresas se enfrentan a un escrutinio público mayor que nunca”. Por eso los jefes tienen que ser, cada vez más, “hábiles comunicadores, creadores de relaciones y solucionadores de problemas orientados a las personas”.
Eso deja poco tiempo para concentrarse y puede llegar a ser muy estresante.

The Economist se ha hecho eco de las consecuencias en un demoledor artículo titulado “Pity the modern manager—burnt-out, distracted and overloaded”. Cita, por ejemplo, a Christoph Schweizer, CEO de Boston Consulting Group: “Hasta principios de la década de 2000, los CEO eran superhéroes: más grandes que la vida, rara vez se equivocaban, no se dudaba de ellos”. Entre otras cosas, porque solo tenían que ser inteligentes. “El mayor cumplido para un ejecutivo era ‘brillante’”, recuerda Hubert Joly, ex CEO de Best Buy y ahora profesor de la Harvard Business School.

Ser inteligente sigue teniendo su peso, pero el énfasis se ha ido desplazando gradualmente hacia las famosas soft skills. “Los ejecutivos deben sentirse cómodos en la ambigüedad y felices de delegar incluso las responsabilidades estratégicas que alguna vez habrían acaparado”, observa Nitin Nohria, ex decano de la Harvard Business School, en el artículo de The Economist.

El estudio de la Harvard Business Review antes mencionado reveló que, entre 2000 y 2017, las descripciones que mencionan habilidades sociales aumentaron en casi un 30%, mientras que las relativas a gestión de los recursos financieros y materiales disminuyeron en un 40%.

Para Nohria, el problema para los gerentes es que “ponerse en el lugar de sus subordinados ya no es automático. Debido a que no puedes asumir que sabes lo que otros están pensando, necesitas una potente antena social”. Y el trabajo híbrido, que mete al jefe en la vida privada del subordinado, lo ha complicado todo aún más.

El problema para los gerentes es que ponerse en el lugar de sus subordinados ya no es automático: necesitan una potente antena social. Además, el trabajo híbrido, que mete al jefe en la vida privada del subordinado, lo complica todo.

El último “Informe Anual del Índice de Tendencias Laborales” de Microsoft, que analiza datos de 31.000 usuarios de su software de oficina en todo el mundo, descubrió que el pasado mes de marzo participaron una media de tres veces más en reuniones y videoconferencia de Teams que en febrero de 2020, y el número de llamadas no programadas aumentó un 8% entre 2020 y 2022.


Fuente: Informe Anual del Índice de Tendencias Laborales de Microsoft.

Llegados a este punto, el estudio de la Harvard Business Review proporciona un dato quizá definitivo: los jefes que encuestaron solo disponían de una cuarta parte de sus días de trabajo para estar solos… y buena parte de ese tiempo se les iba en escribir emails.

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Rubrica de evaluación del proyecto de emprendimiento



 

Criterios de Evaluación

Excelente

Bueno

Bajo

Claridad y pertinencia del objetivo del proyecto

El objetivo del proyecto es claro, relevante y bien enfocado en resolver un problema social

El objetivo del proyecto es claro y relevante, pero puede tener algunas imprecisiones en el enfoque en resolver un problema social

El objetivo del proyecto es poco claro y/o no es relevante y/o hay imprecisiones en el enfoque para resolver un problema social

Planificación

La planificación es detallada, realista, incluye los recursos necesarios, plazos, y estrategias para resolver posibles contratiempos.

La planificación es adecuada, realista, incluye los recursos necesarios, plazos y algunas estrategias para resolver posibles contratiempos.

La planificación es poco detallada, poco realista, no incluye los recursos necesarios, los plazos son poco realistas, no hay estrategias para resolver posibles contratiempos.

Originalidad e innovación

La propuesta es original o innovadora, aporta soluciones creativas a problemas sociales

La propuesta es adecuada y presenta alguna originalidad o innovación en la resolución de problemas sociales

No hay originalidad ni innovación en el proyecto social

Viabilidad

El proyecto es viable en términos económicos, sociales y ambientales, demuestra capacidad de ser exitoso

El proyecto es viable en términos económicos, sociales y/o ambientales, pero puede presentar algunas debilidades.

El proyecto es poco viable o claramente inviable en términos económicos, sociales y/o ambientales

Presentación Oral

La presentación es clara, precisa y demuestra seguridad y dominio del tema.

La presentación es adecuada y clara, pero puede presentar algunas imprecisiones o falta de seguridad y dominio.

La presentación es poco clara, insegura y se evidencia falta de dominio del tema.

Trabajo en Equipo

El equipo demuestra buena coordinación, comunicación y colaboración entre sus integrantes

El equipo presenta alguna falta de coordinación, comunicación y/o colaboración entre sus integrantes.

El equipo presenta falta de coordinación, comunicación y/o colaboración entre sus integrantes.


lunes, 18 de diciembre de 2023

Las videoconferencias afectan a nuestro cerebro

La fatiga digital en el teletrabajo es real: cómo las videoconferencias afectan a nuestro cerebro
En la era actual, marcada por un rápido avance tecnológico y la emergencia sanitaria global, hemos presenciado un cambio sin precedentes en la forma en que nos comunicamos.
La transición forzada hacia el teletrabajo y la educación a distancia, impulsada por las circunstancias de la pandemia, ha traído consigo un fenómeno cada vez más presente en nuestras vidas: la fatiga digital. Este concepto, que refleja el cansancio y el agotamiento asociados a las videoconferencias, ha capturado la atención tanto de profesionales como del público en general. La reciente investigación que vincula esta fatiga con cambios específicos en la actividad cerebral y cardíaca nos ofrece una perspectiva innovadora y reveladora sobre este desafío contemporáneo.

La pandemia de COVID-19 ha sido un catalizador en el incremento exponencial del uso de plataformas como Zoom y Skype, herramientas que han pasado a ser esenciales en el ámbito laboral y educativo. Para entender la magnitud de este cambio, basta con observar las estadísticas: la cantidad de visitas mensuales a Zoom.us experimentó un salto astronómico, pasando de 71.6 millones en diciembre de 2019 a un pico histórico de 2.8 mil millones en octubre de 2020. Aunque este número disminuyó a 943 millones en marzo de 2023, sigue siendo significativamente alto.
En un esfuerzo por comprender mejor el impacto de las videoconferencias en comparación con la comunicación cara a cara, investigadores de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Alta Austria y la Universidad Johannes Kepler de Linz llevaron a cabo un estudio pionero. La investigación involucró a 35 estudiantes universitarios, quienes participaron en conferencias de 50 minutos tanto de manera presencial como a través de videoconferencia. El objetivo era analizar de manera directa y objetiva los efectos de estas modalidades de comunicación sobre la actividad cerebral y cardíaca, utilizando tecnologías como la electroencefalografía (EEG) y la electrocardiografía (ECG). Estas herramientas permiten registrar la actividad del cerebro y del corazón de forma no invasiva, proporcionando una ventana única hacia las respuestas fisiológicas y emocionales de los participantes en diferentes entornos de comunicación.
Los resultados del estudio, obtenidos a través de EEG (Electroencefalografía) y ECG (Electrocardiografía), arrojaron luz sobre las diferencias fisiológicas significativas entre las interacciones virtuales y presenciales. Se observó que las sesiones de videoconferencia inducían mayores signos de fatiga, tristeza, somnolencia y sentimientos negativos, así como una menor atención y compromiso en comparación con las conferencias cara a cara. Estos hallazgos son reveladores, ya que demuestran que la fatiga asociada a las videoconferencias no es solo una percepción subjetiva, sino una respuesta fisiológica y emocional medible y cuantificable.
Más allá de los cambios fisiológicos, el estudio también destaca las consecuencias emocionales y cognitivas de la fatiga por videoconferencia. Los participantes reportaron sentirse significativamente más cansados, somnolientos y desanimados después de las sesiones en línea, en comparación con las interacciones presenciales. Estos sentimientos negativos pueden tener un impacto profundo en la productividad y el bienestar emocional, afectando no solo el desempeño laboral y académico, sino también la calidad de las relaciones personales y profesionales. La ausencia de señales no verbales y la necesidad de un esfuerzo cognitivo adicional para interpretar la información en un entorno virtual pueden contribuir a este fenómeno, destacando la importancia de considerar estos aspectos al diseñar y utilizar herramientas de comunicación digital.
Frente a los desafíos presentados por la fatiga por videoconferencia, el estudio propone varias estrategias para aliviar sus efectos. Una recomendación clave es la implementación de pausas regulares, idealmente después de 30 minutos de videoconferencia, dado que se observaron cambios significativos en la fatiga tanto fisiológica como subjetiva después de 50 minutos de sesión. Otra sugerencia es el uso de la función de ‘vista de orador’ en las plataformas de videoconferencia, para mitigar la intensidad del contacto visual constante, que puede ser particularmente agotador.
El estudio sobre la fatiga por videoconferencia arroja luz sobre los desafíos actuales y abre camino hacia el futuro de la comunicación digital. Los desarrolladores de herramientas de videoconferencia se enfrentan al reto de crear plataformas que faciliten una comunicación más natural y que imiten las dinámicas sutiles de las interacciones cara a cara. Esto implica reducir la carga cognitiva asociada con las reuniones virtuales y mejorar la calidad de la comunicación. Sin embargo, los investigadores advierten que es improbable replicar completamente las interacciones naturales cara a cara, dadas las capacidades específicas que la evolución humana ha otorgado al cerebro para este tipo de comunicación. Este panorama sugiere un equilibrio entre la comunicación digital y presencial, reconociendo el valor único de cada una y buscando formas de integrarlas de manera efectiva en nuestras vidas.

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