domingo, 24 de marzo de 2024

Revelan cómo el estrés desencadena miedo en el cerebro y cómo impedirlo

Descubren cómo el estrés agudo provoca miedo generalizado en el cerebro en ausencia de amenazas y cómo prevenir su aparición o detenerlo, lo que podría ayudar a desarrollar tratamientos específicos para trastornos como el estrés postraumático.

El sistema nervioso humano está diseñado para detectar el miedo cuando algo en el entorno resulta inquietante o amenazador, como ruidos que escuchamos cuando estamos solos y a oscuras o el gruñido de un animal que se acerca. Nuestra respuesta al miedo es un mecanismo de supervivencia que nos indica que permanezcamos alerta y evitemos situaciones peligrosas. Pero cuando el miedo nos atenaza sin que exista una amenaza real puede perjudicar nuestro bienestar emocional, e incluso deteriorar la salud.

Es el caso de las personas que han experimentado situaciones de estrés graves o prolongadas que pueden hacer que sufran miedo más tarde en otros momentos o situaciones, incluso aunque no se expongan a ningún riesgo. Vivir esta generalización del miedo es psicológicamente dañino y puede dar lugar a problemas de salud mental a largo plazo, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Los mecanismos inducidos por el estrés que hacen que nuestro cerebro produzca sentimientos de miedo en ausencia de amenazas han sido en gran parte un misterio. Ahora, neurobiólogos de la Universidad de California en San Diego (UC San Diego) han identificado los cambios en la bioquímica cerebral y han mapeado el circuito neuronal que causa esa experiencia de miedo generalizado. Los resultados de su investigación se han publicado en la revista Science y ofrecen nuevas perspectivas sobre cómo se podrían prevenir las respuestas de miedo.

En el artículo, el excientífico asistente de proyectos de UC San Diego Hui-quan Li, (ahora científico senior en Neurocrine Biosciences), el profesor distinguido de la familia Atkinson, Nick Spitzer, de la Escuela de Ciencias Biológicas y sus colegas describen la investigación que ha conducido al descubrimiento de los neurotransmisores –los mensajeros químicos que permiten a las neuronas del cerebro comunicarse entre sí– en la raíz del miedo generalizado inducido por el estrés.

Cómo evitar la aparición de miedo generalizado

Al estudiar los cerebros de ratones en una zona conocida como rafe dorsal (ubicada en el tronco cerebral), los investigadores descubrieron que el estrés agudo inducía un cambio en las señales químicas de las neuronas, pasando de los neurotransmisores excitatorios “glutamato” a los inhibidores GABA, lo que llevaba a respuestas de miedo generalizadas.

“Nuestros resultados proporcionan información importante sobre los mecanismos implicados en la generalización del miedo”, ha declarado Spitzer, miembro del Departamento de Neurobiología y del Instituto Kavli para el Cerebro y la Mente de UC San Diego. “El beneficio de comprender estos procesos a este nivel de detalle molecular –qué está sucediendo y dónde está sucediendo– permite una intervención que es específica del mecanismo que impulsa los trastornos relacionados”.

Basándose en este nuevo hallazgo de un cambio en los neurotransmisores inducido por el estrés, considerado una forma de plasticidad cerebral, los investigadores examinaron también los cerebros post mortem de humanos que habían sufrido de TEPT. Un cambio similar de neurotransmisores de glutamato a GABA se confirmó también en sus cerebros.

“Ahora que conocemos el núcleo del mecanismo por el cual se produce el miedo inducido por el estrés y los circuitos que implementan este miedo, las intervenciones pueden ser dirigidas y específicas”

Los investigadores encontraron luego una manera de detener la producción de miedo generalizado. Antes de la experiencia de estrés agudo, inyectaron en la ráfaga dorsal de los ratones un virus adenoasociado (AAV) para suprimir el gen responsable de la síntesis de GABA. Este método previno que los ratones adquirieran miedo generalizado. Además, cuando los ratones fueron tratados con el antidepresivo fluoxetina (comercializado como Prozac) inmediatamente después de un evento estresante, se previno el cambio de transmisor y la subsiguiente aparición de miedo generalizado.

Los investigadores no solo identificaron la ubicación de las neuronas que cambiaron su transmisor, sino que también demostraron las conexiones de estas neuronas con la amígdala central y el hipotálamo lateral, regiones cerebrales previamente vinculadas a la generación de otras respuestas de miedo. “Ahora que conocemos el núcleo del mecanismo por el cual se produce el miedo inducido por el estrés y los circuitos que implementan este miedo, las intervenciones pueden ser dirigidas y específicas”, concluye Spitzer.

Fuente.

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