sábado, 2 de abril de 2016

Moraleja de Steve

Tendemos a pensar que sólo hay un camino para lograr el trabajo que deseamos: el de hacer cola delante de la puerta de los portales de empleo. 

Deja que te cuente una historia para ilustrar por qué no te interesa seguir esperando a que algo ocurra por esa vía:

Es la historia de Steve, hijo de inmigrantes de Europa del este, nacido en EEUU. Steve pasó su infancia y juventud sin lograr encajar en su entorno, avergonzado de que su familia fuera diferente de las demás, y siendo objeto de las burlas y los golpes de los demás niños. 

Se evadía haciendo pequeñas películas con la vieja cámara de su padre y cuando llegó al instituto, ya escribía guiones de películas. Soñaba con ir a la escuela de cine, pero sus notas eran tan malas, que no le aceptaron. 

Pero su pasión por el cine era tan grande, que buscó otra manera.
Logró un pequeño trabajo -sin remunerar- como “chico para todo” en los Estudios Universal. Básicamente hacía todo lo que los demás no querían hacer. Pero no se iba a conformar con eso: él tenía un plan.
Cada día durante tres meses se presentó en el trabajo todo trajeado y con un maletín en la mano (vacío, por cierto), y se paseaba por los estudios con tal seguridad y aplomo, que lograba que le dejaran entrar dentro de los platós de grabación.
Una vez dentro, aprovechaba el acceso que tenía a directores y editores para ir haciéndose amigo de ellos. Fue averiguando lo que les gustaba y lo que no, los problemas que tenían, lo que querían… y absorbiendo la atmósfera de ese mundo que tanto le fascinaba.
Mientras tanto, escribió y grabó una pequeña película, y cuando llegó el momento adecuado, se la mandó a uno de los editores que había conocido. Este quedó tan impresionado, que se lo reenvió a todos los ejecutivos del estudio. 
Gracias a esto, Steve logró un contrato de siete años con los estudios Universal… siendo el director más joven en lograr un contrato de ese calibre en Hollywood.
Su nombre completo es Steven Spielberg.
Spielberg pudo hacer lo que la mayoría en su caso: escribir guiones y remitirlos a agentes, productores, estudios, cadenas… y esperar. Esperar a que alguien le descubriera. Esperar a que alguien le diera una oportunidad. Esperar a que la suerte se apiadara de él.

Pero decidió buscar otra puerta. No se limitó a esperar que le llegara (o no) la suerte: se lo curró hasta cruzarse con ella y agarrarla por el pescuezo.

La moraleja de esta historia, que puede aplicarse a cualquiera que esté buscando la manera de pagar sus facturas es:

Salirse del camino lineal trazado - donde el 90% de la gente está haciendo cola -, es la mejor decisión que puedes tomar


Fuente(artículo completo): María Luisa Moreno

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