viernes, 31 de enero de 2014

Los jefes a examen



ACTIVIDAD DE CLASE

  Lee el siguiente artículo y define los siguientes conceptos:
-       “mobbing”
-        síndrome de “burn out”
-       “coaching”
-       “liderazgo”
-        ¿cómo crees que son los directivos actualmente?
-        ¿cómo piensas que deberían ser?

Los jefes a examen

Gritar, ningunear o humillar a los empleados son tácticas del pasado. Llega la hora del nuevo líder.
"Los jefes siempre seguirán siendo jefes". Es una frase que hemos oído mil veces, pero el tiempo pasa y todos debemos reciclarnos. Las empresas hoy demandan nuevos líderes. Se valoran cualidades entre las que destacan la empatía, creatividad, capacidad de liderazgo, flexibilidad y apertura de miras. Sin embargo, un estudio realizado por la consultora Otto Walter sobre cómo son los jefes en nuestro país pone de manifiesto que la realidad tiene poco que ver con todo eso.

Según el estudio, el retrato robot del patrón tipo es el siguiente: mal educado, déspota, vanidoso, prepotente, con afán de protagonismo y nula capacidad de autocrítica. ¿Se puede pedir algo más? Como es lógico, todo depende del punto de vista. Si uno es mandamás, difícilmente se verá reflejado en este pormenorizado boceto. Sin caer en los extremos, es bastante habitual escuchar quejas serias sobre el comportamiento de los superiores. De hecho, están tipificándose una serie de nuevas enfermedades laborales relacionadas con el trato que el empleado recibe de sus directivos. Tal es el caso del mobbing o el síndrome burn out. Muchos de estos problemas podrían resolverse con cierta facilidad si entendiéramos la relación laboral como cualquier otro tipo de relación. Tal y como apunta Pilar Gómez Acebo, experta en relaciones laborales y coacher: “El trabajo debe basarse en un enriquecimiento mutuo. Ni el jefe está para explotar al trabajador, ni éste está para que le exploten. Si la empresa o el trabajador no se enriquecen mutuamente surgen las tiranteces. Generalmente, la solución no pasa por echar a muchos empleados o despedir a los gerentes. Los despidos masivos casi nunca son un recurso adecuado, ni rentable. Hay que buscar otras fórmulas”. El estudio realizado por la consultora Otto Walter analiza los 18 comportamientos más irritantes que los jefes tienen con sus empleados. Sólo con estudiar los cinco primeros podremos sacar algunas conclusiones. Los más sangrantes son la falta de respeto, la prepotencia, el no escuchar, la incompetencia y la falta de apoyo en el equipo.

Ese tipo de actitudes nos dicen mucho de nuestros ‘jefazos’. La primera conclusión cae por su propio peso: no saben mandar. Porque ser un buen jefe implica saberse parte de un equipo y confiar en los otros, en su cualificación, sus habilidades y su responsabilidad. Hay que tener en cuenta que, como en cualquier otro aspecto de la vida, nuestras acciones acarrean simultáneamente una serie de reacciones en los otros. Tomando como base los cinco comportamientos más negativos del estudio, analizaremos las reacciones que provocan.

La falta de respeto genera un sentido de desarraigo, porque el empleado no se siente parte del proyecto. La prepotencia trae de la mano una gran desmotivación para el equipo, que intuye que las propuestas que se hacen caerán en saco roto. No escuchar a los empleados crea una gran falta de implicación y genera un alto nivel de desconfianza. La incompetencia directiva es el factor que les afecta con mayor intensidad, pues supone la pérdida del crédito profesional que todos deben granjearse entre sus equipo. Y, por último, la individualidad de los jefes acaba por convertir a sus subordinados en simples asalariados y no en alguien creativo que aporta valor. En términos de costes, el estudio concluye que para las empresas no es nada rentable tener malos jefes. ¿Hora de cambios?
5 claves para ser un buen jefe
1- Empatía: ponte en el lugar del otro.
2- Liderazgo: el equipo debe sentirse dirigido, no manipulado.
3- Saber escuchar: implica considerar las opiniones de otro.
4- Motivar: premia y anima a quien trabaja para ti.
5- Delegar: confía en la capacidad de tus empleados.

Fuente: Revista MAN


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